Fallece el poeta canario Arturo Maccanti (11/09/2014)

Carlos A. Schwartz 2001

Muere el poeta y Premio Canarias de Literatura Arturo Maccanti - Diario de Avisos - 11/09/2014
http://www.diariodeavisos.com/2014/09/muere-poeta-arturo-maccanti/

Arturo Maccanti, en la estela de Pavese - Juan Cruz - El País - 14/09/2014
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/09/14/actualidad/1410650590_483053.html

"La poesía es tu soledad frente al papel" - Juan Cruz - El País - Babelia - 17/09/2005
http://elpais.com/diario/2005/09/17/babelia/1126914629_850215.html


Al filo del otoño se nos fue este entrañable poeta, otoñal y melancólico, como él mismo se definía en la entrevista que en 2005 le hizo Juan Cruz con motivo de la cuidada edición de su obra, reunida en un gran libro, "Vivir sobre la vida", realizada por Alejandro Krawietz y editada por Ediciones Ka y la Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de La Laguna. Lagunero de adopción desde los años cincuenta del pasado siglo, enamorado de la ciudad que lo acogió cuando vino a estudiar Derecho a su Universidad y que en sus poemas llama Guerea (jugando con las letras de Aguere), lo veíamos pasear con frecuencia por sus calles, en el entorno de las plazas de la Concepción y de la Junta Suprema, lindando ya con la vega empapada de lluvia y de bruma. Esto le gustaba mucho a Maccanti y así se lo expresaba apasionadamente también a Juan Cruz en otra entrevista para la Televisión Canaria. La ciudad sin prisas, recoleta, fresca y húmeda, de la que se podía salir paseando y estar en el campo al momento. En lo personal, guardo un recuerdo fugaz del poeta. En el año 2003, seguramente en primavera, mientras examinaba para identificarlo, las pequeñas flores de un albaricoquero ya inexistente, plantado en la Plaza de Santo Domingo lagunera, tras la oficina de Correos, se acercó a mi, seguramente con la sensibilidad y la curiosidad de los poetas, para interesarse por el nombre de aquel pequeño árbol. Quizás de ese interés brotaran posteriormente algunos versos. Lo seguiremos leyendo en el otoño y por los melancólicos rincones laguneros.

Magia pura sonora                                             
de la ciudad sumida                                           
en vahos del otoño,                                           
vagabunda del agua                                         
mi existencia se aferra                                   
a ti como la piel                                            
al cuerpo.                                                      

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En un ruinoso muro de los alrededores,
el musgo verdinegro
ayer, no hoy, le pide al cielo un poco
de vaho tenue de la niebla, al menos.
Él no pide ser flor, ni ser estrella:
él vive sólo de su fe en la lluvia
 para sobrevivir a salvo del olvido.

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Nubes ya no se ven, al menos hasta donde
su discreto poder ejercitan los ojos;
se podría decir que la tarde está quieta,
que el perfil de los montes - San Roque, Mesa Mota -
es más preciso ahora con el sol morituro;
que brillan los tejados bajo el aire ya frío
y que sueña Guerea, donde el tiempo me vive.


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No desear ya más cuerpos mudables,
palabras lisonjeras, alegrías gaanadas
al precio de la cima de la dicha...

Férvidamente alzarme
ante la luz real y sola del ocaso, 
recomponiendo la roída memoria
por la erosión continua de los años,
contra la que inútilmente
luché toda la vida

Quizá caiga la noche sobre mí
con su aluvión de sombras, 
pero ya nada importará su insidia
al corazón vacío

Pálido irá el amor a su guarida.
En las venas la sangre
se hará delgada como la amarilla
hoja del viento del otoño,
y algo como la paz
me llegará en las olas del futuro.

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