Se están apagando las estrellas doradas de Hollywood. Solo recuerdo a Joan Fontaine por las dos grandes películas que rodó dirigidas por el maestro del suspense, Alfred Hitchcock, Rebecca (1940) y Sospecha (1941), con la que obtuvo un oscar, pero fueron suficientes para cautivarme y atraerme siempre la belleza serena de su rostro y su porte elegante. Los dos personajes, Rebeca y Lina, víctimas de intrigas y en constante desasosiego, incitan necesariamente a la protección. Quién le iba a decir a un lagunero como yo, que esa prenda de vestir con botones que usamos para abrigarnos incluso en las frescas tardes de verano por estas altitudes, debe su nombre al personaje que la lucía en la primera de esas dos películas. A veces me pregunto si estoy viviendo en una época equivocada.
Comentarios
Publicar un comentario