..... a una vida segada en La Moneda - 11/09/1973 - 11/09/2013

http://www.sibci.gob.ve/2013/09/hace-43-anos-salvador-allende-fue-elegido-presidente-de-chile/

Se acababan las vacaciones de aquel verano del 73, un año más en Bajamar. Próximo a entrar en la Universidad, con 17 años recién cumplidos, ya uno empezaba a comprometerse y, no se por qué, pero el golpe de estado en Chile, que acabó con Salvador Allende y su gobierno democrático progresista (que aún no teníamos en España), me afectó fuerte. Lo tengo grabado claramente en mi memoria. Y como todo en mi vida va asociado a la música, rápidamente compré los discos de Víctor Jara, Violeta Parra, Quilapayún. Los escuchaba una y otra vez y de tanto repetir sus letras con mensaje, ahí se han quedado por décadas. Y por supuesto, esa hermosura de himno, que compuso Pablo Milanés y entonábamos con auténtico fervor.

Víctor Jara - Te recuerdo Amanda

Quilapayún - El pueblo unido jamás será vencido

Joan Manuel Serrat/Pablo Milanés - Yo pisaré las calles nuevamente

Comentarios

  1. 1974, 24 años bien cumpliditos, el franquismo languidece, pero Franco parece eterno. La oposición, toda comunista, o al menos eso es lo que trascendía: o con Franco o comunista, claro… La inquietud juvenil y profesional, la necesidad, el consejo del maestro, la sintonía afectiva con un compañero (si lo nombro igual se mosquea… y si no lo nombro también… pos nómbralo coño: ¡déjate de boberías, que igual a Nino eso no le gusta!), la necesidad de aprender plantas peninsulares para las oposiciones, la convicción de que el material de Micromeria depositado en el Herbario de Web en Florencia, había que estudiarlo, pues las descripciones literarias por buenas que sean nunca alcanzan el detalle y el valor del pliego o exsiccata…

    Si les cuento, no acabo…mejor, no llego... Me acuerdo, en Segovia, a comer “cochinillo”, los señores progresistas… y al becario, carca y de derechas, tal lujo le parecía una desfachatez… Me cago en la leche… y en las piedras del Acueducto, en cuyas fisuras el amigo Ginés López, uno de los mejores botánicos que he conocido, nos enseñó el Sarcocapnos eneaphylla, una especie de morirriña crecidta…

    Perpignan: "Último tango en París"... la mantequilla es para el desayuno... Tormenta en El Pireneo...Puerto de Montpellier: ¡Do you want marhiuana my friend?... Camping de Michelangelo... Y el 127 sin radio y las trituradas cintas de Los Panchos, de los Fronterizos, de María Dolores Pradera...

    Carajo, que no llegamos a Florencia, a la Plaza de la Signoría, excelso lugar… terminábamos de comer despacito (para que cundiera) una pizza en casa de “Pepito Limpieza” (¡un lujo, pues normalmente tocaban porciones de carrito!) y de repente..., huyendo de la quema del Cono Sur, y por supuesto de ser unos indeseables de la España franquista, en aquel marco inolvidable: ¡El pueblo unido, jamás será vencido! de los Quilapayún… Hervía la plaza, me creció la barba y hasta llegué a pensar que el comunismo y la libertad eran compatibles… Pero no, con don Nino yo no discuto de eso, porque respeto sus genes… aunque ya dije por otro lado en este mismo blog, que la política son sentimientos… y no ADN… Ya no discutimos de casi nada, seguramente porque ya estamos de acuerdo en todo, bueno en casi todo, menos en la evidencia de que yo soy "palmero" ... vaya coño, como si el no fuera lagunero... Ya empezamos!!!!

    Y luego, D. Antonio, quieres que escuche música… claro que la escucho… y me despierta recuerdos, y me pone los pelos de punta y te quedas embobado escribiendo recuerdos… Recuerdos que no volverán, porque las plazas no son las mismas, ensangrentadas que limpias… Las pisaremos nuevamente, o no.

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    1. Ya ves, Pedro. Los recuerdos son inevitables, afloran en cualquier momento y uno se ve en la necesidad a veces de escribirlos. Pero está el presente y, espero, que todavía algo de futuro. Y en ese presente y futuro, seguirá estando la música, mi refugio.

      Pues si, quiero que escuches música. Y que la escuches sin hacer nada más, no de fondo y sin remordimiento de conciencia de que tienes que hacer otra cosa. Escuchar música es una actividad maravillosa y le puedes dedicar un tiempo, como se lo dedicas a leer, a hacer ejercicio, a identificar una planta en la lupa y con las claves, a salir de excursión para buscar esa planta.....

      Yo hoy domingo, he pateado media Laguna por una decena de kioskos para conseguir el disco que venía con El País (Gloria Estefan - "The Standards"). Un repertorio de 15 temas clásicos de jazz, boleros, tangos, bossa, que, por lo que he podido escuchar ya, tiene una pinta de miedo. Y viene editado de lujo con tremendo libreto para escuchar cada canción. Es decir, me sentaré y lo escucharé a la vez que voy leyendo ese libreto. Un auténtico placer.

      Bueno, este y algunos más que ya están saliendo, los reservo para ponerlos en este blog como novedades otoñales. Así que apúrate a escuchar las novedades estivales.

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  2. Así debe ser don Antonio. Por desgracia fuí educado, tal vez en exceso, para trabajar y reconozco mi escasa capacidad para esa grandeza de "disfrutar sin hacer nada", el "dolche far niente" (o parecido) que dicen los inteligentes italianos... En casa me tienen diagnosticado, y hace media hora, ya denoche, cuando estaba limpiando el coche, casi a duo, las dos pesonas que tengo más cerca susurraron: "déjalo, es imposible: o duerme, o come o trabaja... pero no sabe estar quieto"... En fin, pondremos empeño, porque apecio que tienes la razón.

    En cuanto al disco de Gloria Estefan, anoche, ya medio adormilado, oí un corte promocional en alguna emisora... y sí, me gustó.

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    1. Querido Pedro, permíteme decirte, que de nuevo caes en la equivocación. Yo, cuando estoy escuchando música (no oyéndola de fondo), no estoy sin hacer nada. Estoy haciendo eso, escuchar música, me da igual que sea en un auditorio, que en mi tocadiscos. Estoy haciendo la actividad de escuchar música ¿O es que tú cuando lees las memorias de Mario Conde o Alfonso Guerra estás sin hacer nada? No, estás haciendo la actividad de leer. En ambos casos la mente está funcionando, está trabajando. Y además, con el ejercicio de esas actividades (leer o escuchar música), uno disfruta. ¿Es que por el hecho de que son actividades en las que uno está quieto, significa que no estás haciendo nada? NO, rotundo. ¿Y si te gustara la pintura? ¿Ponerte a pintar un cuadro por afición es no hacer nada? No tiene nada que ver con el "dolce far niente" de los italianos, que por otra parte, es algo maravilloso. ¿Lo tienes claro? Cambia el concepto.

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  3. Que sí, que te entiendo. En absoluto es un problema de equivocación, es un problema de "configuración", de configuración personal... Y aunque el paralelismo entre persona y máquina, cada vez se aproxima más, todavía resulta inmensamente más fácil cambiar la configuración de las máquinas que de las personas...
    En otras palabras, el concepto lo tengo claro, lo que no tengo tan claro es la práctica para cambiar el concepto. En cualquier caso, acepto tus palabras como un bueno y didáctico consejo. Por tanto, nos ponemos a "trabajar en ello".
    Abrazos.

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