Escuchar a D. Alfonso, siempre es productivo. Hacerlo además a esta altura del camino, supone escucharle reflexiones agudas, propias de su sagaz inteligencia y cultura, pero también cargadas de la prudente sabiduría que otorgan los años. Una leción que conviene oir.
Escuchar a D. Alfonso, siempre es productivo. Hacerlo además a esta altura del camino, supone escucharle reflexiones agudas, propias de su sagaz inteligencia y cultura, pero también cargadas de la prudente sabiduría que otorgan los años. Una leción que conviene oir.
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