La nueva realidad exige nuevas palabras. ¿Qué les parece esta? Podríamos definirla como la acción u omisión que permite contrariar, desvirtuar o vaciar de contenido la función para la que ha sido elegido un cargo público. Se trata del viejo principio del sudario de Laertes, que la reina Penélope tejía de día para destejer de noche. Así, los líderes de la UE tejen nuestro sudario con proclamas de solvencia y fe en el futuro, que apenas enmascaran la parálisis de ideas y la ausencia de autoridad en la que los especuladores, como los pretendientes al trono de Ulises, saquean nuestra despensa y se emborrachan con el vino de nuestras bodegas.
Si el primer rescate de Grecia no ha funcionado, ¿por qué va a funcionar el segundo? Si la desregulación de los mercados nos ha traído hasta aquí, ¿por qué no se regulan? Si las Bolsas bailan al ritmo de las operaciones a cortísimo plazo, ¿por qué no se impone a los inversores un plazo más largo? Perdonen mi ignorancia, pero no entiendo nada. Menos mal que no todo es oscuridad. El lamentable intento de devolver la censura previa a los informativos de RTVE, ha devuelto un rayo de luz a mi entendimiento.
Los dos grandes partidos no han logrado meter en cintura a los mercados, ni pactar una Ley de Educación, ni renovar el Poder Judicial, pero a la hora de meter mano al contenido de los telediarios... En eso se han entendido a la primera. A la de dar marcha atrás, también. La irresponsabilidad sucede a la manipulación, y aquí no ha pasado nada. A esto ha quedado reducida la política, en manos de políticos incapaces de tomar medidas destinadas a proteger a los ciudadanos y garantizar su bienestar. Quienes, por acción u omisión, contradicen a diario la definición del término que se otorgan a sí mismos, merecen un nombre nuevo. Despolíticos no suena bien, pero se me ocurren otros aún peores.
A mí también se me ocurren otros términos peores, pero prefiero "Anapolíticos", que no es, evidentemente, "políticos del culo", sino lo contrario de Políticos, con mayúscula.
ResponderEliminar